Al menos que yo recuerde, la primera persona que me habló de internet allá por la década de los 90 fue mi padre, recuerdo perfectamente el marco sociopolítico de mi casa en aquel entonces. Siempre teníamos el dormitorio lleno de cachivaches mis hermanos y yo, mi habitación era la mezcla perfecta entre el estudio de grabación de Pantera y un salón recreativo, siempre con camas perfectamente vestidas, posiblemente era la mejor habitación de todo el puto continente europeo.
En una de las visitas rutinarias de mi padre, a lo alguacil de prisiones, y supongo que sorprendido por toda la parafernalia que inundaba la habitación me comentó una noticia que había leído recientemente en el periódico, algo que llamaban internet.
Yo estaba sentado en la cama poniéndome los calcetines y recuerdo perfectamente qué dos ejemplos me puso, me dijo que internet iba ser un mundo virtual, una red de redes, que todos nos moveríamos en esa red y que al igual que en la vida real, podríamos encontrarnos y darnos la mano, también me dijo que podríamos visitar el museo del Prado sin salir de la habitación.
Aquello me dejó intrigado pero no quise ilusionarme porque pensé que jamás viviría para verlo, aunque lo que jamás pude imaginar es que aquello de lo que me hablaba se convertiría al poco tiempo en una fuente inagotables de pajas y que yo mismo compartiría con todos vosotros esta vivencia.