Internet ha cambiado nuestra vida en muchos aspectos y qué duda cabe que la forma de hablar ha sido uno de ellos. Posiblemente si a comienzos de la década de los noventa nos hubieran puesto en un radiocassette una de nuestras conversaciones actuales, no nos hubiéramos enterado de nada. Algunos nombres lógicamente se han creado por la invención de nuevos productos, pero hay otros términos, y esto es lo realmente curioso, que hemos importado para denominar cosas que siempre han existido pero a las que por alguna razón no habíamos bautizado.
Por ejemplo, hoy día puedes utilizar con cualquier ser vivo de internet la expresión camel toe que va a saber perfectamente de qué te está hablando, es algo que ya hemos hecho nuestro, pero en la era preinternet ¿qué empleábamos para referirnos a una camel toe? Porque denominar un hecho con una breve descripción no vale, es decir que la expresión coño marcado no vale como término. Recuerdo que en mi entorno cuando veíamos una camel toe y queríamos dar la voz de alarma usábamos la expresión a esa se le pueden leer los labios, pero tampoco es un término concreto como camel toe.
Bien pues un amigo mío, mucho antes de internet, cuando el porno se consumía en soporte físico, demostró unas dotes visionarias extraordinarias cuando usó por primera vez una expresión española para denominar lo que con los años se conocería como camel toe. Esto es algo que no te van a contar los libros de historia pero el precursor español de la camel toe es la tortilla de patatas doblada.
Uno de los momentos estelares del verano era cuando bajábamos a la piscina y nos poníamos en el césped a jugar a las cartas o sencillamente a perder el tiempo, ese momento mágico de cambio de postura en el que para descansar las piernas las féminas se abrían de par en par dejando ver en sus profusos bikinis la silueta de lo que por aquel entonces era "la tortilla de papa doblá".