Ya me has leído en varias ocasiones hablar sobre internet. Verás, cuando hablo de internet, desde internet, es como cuando la televisión echa uno de esos programas hablando sobre la historia de la televisión. Es una labor esencial hablar sobre el medio, documentar el día a día para que la gente sea capaz de entender el porqué de las cosas que pasan hoy en internet.
Sobre las redes sociales he hablado largo y tendido, de hecho he sido de las primeras personas de internet en avisar sobre el peligro de las redes sociales a la misma vez de la labor social que desempeñan en la red de redes.
Te estoy contando esto porque cada vez la tarea de encontrar cosas que verdaderamente valgan la pena en internet es más complicada. Por ejemplo, hace tan sólo 15 años, internet era un verdadero yacimiento de diversión, daba igual dónde te metieras y qué link pulsaras, cualquier cosa gozaba de valor intrínseco. Quiero que entiendas lo que estoy hablando y no te tomes a la ligera términos como el que acabo de decir de valor intrínseco. Recuerdo que había días que sólo con meterte en Altavista y empezar a hacer clic por sus menús, sin tan siquiera usar el teclado, era suficiente para dar con una web cargada de contenido con valor intrínseco, cosas que no necesitaban de una red social para entretener, cosas que irónicamente, cuanto menos se viralizaban, más aumentaban su valor.
Es algo muy complicado de explicar pero el internet de aquella época era también todo lo que orbitaba entorno a él, desde un ordenador abierto lleno de cables esperando ser actualizado con las primeras aceleradoras Voodoo por el flamante puerto AGP hasta asomarte a la ventana para ver la reacción de tu vecino cuando le apagabas su ordenador porque lo tenías controlado con el Sub7. Es posible que creas que estoy desvariando, que estoy mezclando historias, entiendo que pienses tal cosa si no viviste esa época, si por el contrario fuiste uno de los colonizadores de internet, entenderás a la perfección todo esto que te estoy contando.
Desde que abandoné las redes sociales no sólo me he reconciliado con internet, sino también con el mundo de la informática. Es curioso porque de buenas a primeras te ves sin facebook y sin instagram, enciendes el ordenador y dices, vale, ¿ahora qué?. Tienes que empezar un proceso de re-educación que te haga descubrir el internet que está oculto tras las redes sociales, ese internet que nunca ha desaparecido pero que cada vez es más difícil de encontrar. Y de eso precisamente es de lo que quería hablarte desde que empecé a escribir este post, de la complejidad en encontrar cosas que realmente valgan la pena en internet.
Al principio es una labor complicada, una semana después de cerrar facebook no vuelves al internet de los años 90 por arte de magia, las cosas han cambiado y la readaptación no es fácil, el truco es no desfallecer ante la tentación del entretenimiento social para borregos y continuar la senda del lobo solitario, del internauta como unidad indivisible de internet. Cuando vuelves a andar ese camino que te llevó a colonizar internet, vuelves a desarrollar el ciberolfato. Qué importante es el término ciberolfato y cuántas cosas encierra ese concepto.
No quiero confundirte, el ciberolfato puede hacer que encuentres algo muy valioso en un servidor olvidado, como esos cazatesoros que encuentran obras de arte en viejos trasteros abandonados, hasta dar con un vídeo de youtube que habiéndose grabado con una moderna GoPro, entraña todo ese valor intrínseco del que te he hablado antes. Como por ejemplo este vídeo que acabo de ver y me parece una de las cosas más interesantes que he visto en los últimos años en youtube:
Si has entendido todo lo que te he contado, estoy seguro que lo habrás visto entero. Verás, ver un vídeo entero es como escuchar un CD de música entero, no quiero aburrirte así que no voy a profundizar en esto último, prefiero que medites y te replantees en qué punto se encuentra tu vida en internet.
A veces creo que todo esto ocurre porque en algún momento del camino la gente se despista y deja que alguien de más arriba tome las decisiones por él, por comodidad, por seguir al rebaño, por sentirse parte de algo, no sé. El caso es que tanto en la vida, como en internet, para ser feliz tienes que tomar tus propias decisiones y ser fiel a lo que eres, sin importar lo que hagan los demás.