Como no se me ocurre nada de lo que hablar he decidido hacer algo que nunca he hecho, que es comenzar a escribir sin tener nada en la cabeza. Noto una sensación extraña porque siempre que escribo lo hago con un objetivo en mente, luego podré desvariar conforme se me van ocurriendo más cosas, de hecho siempre lo hago, pero esta vez he querido que sea todo improvisación, como una de esas canciones de jazz que suenan a rayos mientras los músicos ponen cara como de estar haciendo algo épico.
Es decir, que ahora mismo estoy escribiendo esto en esta línea, pero realmente no tengo ni idea de lo que pondré en la línea de más abajo. Se me está ocurriendo que puedo hablar de lo que he comido, de hecho creo que hablo poco de comida cuando la comida y la fotografía gastronómica son una de mis pasiones, pero claro, empezar a escribir un post en plan improvisación y terminar hablando de lo que he comido me parece de primero de blog, y llevo ya algunos años con fleshfly y otros muchos más con otras cosas de internet como para decirte que voy a hablar de las cosas que se me ocurran y terminar escribiendo sobre lo que acabo de cenar.
Pero se me está ocurriendo ahora mismo que en lugar de estar en una de esas terracitas de mierda bebiendo cerveza y dando vergüenza con cuatro payasos más, estoy aquí delante de mi ordenador escribiendo exclusivamente para que tú me leas, lo que me hace pensar en la nula importancia que le he dado siempre a la amistad. Nunca lo he pensado en profundidad pero creo que los que escribimos un blog no tenemos amigos, por eso escribimos.
La amistad es un término muy difuso, tanto que no pienso perder un segundo de mi vida en intentar definirla. Si tuviera que hablar de la amistad según mi experiencia diría que apesta. Tampoco quiero dar una impresión equivocada, he tenido buenos amigos y hemos hecho locuras dignas de recordar, pero con más de treinta años tener amigos me parece patético, a menos que seas un borracho y tengas la necesidad de beber en compañía, o peor aún, que seas uno de esos tarados incapaces de envejecer dignamente y estés apuntado a uno de esos equipos de fútbol de barrio. Si eres uno de estos no te tomes a mal mis palabras, haz todo lo contrario, piensa hacia dónde estás conduciendo tu miserable vida e intenta dar un golpe de timón que te lleve a aguas más tranquilas.
A mí se me ocurren mil cosas mejores antes que estar con amigos, pero para eso tienes que ser un virtuoso y saber llenar tu vida de contenido, que básicamente se resume en ser una persona curiosa, que no cotilla. Ahora mismo cuando he dicho "cotilla" se me han venido a la cabeza las redes sociales y después de todo lo que he dicho quizás entiendas mejor por qué no las uso. Las redes sociales son madrigueras de cotillas y de vanidosos, exactamente igual que la simbiosis del estafador y el tonto que se deja estafar.
A lo mejor estás pensando que esto que estoy haciendo yo ahora mismo no es mejor que perder el tiempo en una red social, si es así te invito a que cierres mi blog y no me vuelvas a leer nunca porque no entender la diferencia entre publicar una foto con filtro de perro y desarrollar una idea en un sólo lugar para que quien quiera libremente la lea te convierte en un completo subnormal. Aunque doy por hecho que si has llegado hasta aquí y me estás leyendo ahora mismo es porque comprendes perfectamente la diferencia.
Bueno, pues parece que la improvisación se está definiendo como una tesis sobre la amistad y la sociabilidad del bloguero, aunque no sé por qué utilizo la palabra bloguero, que la odio, en vez de utilizar la palabra escritor, y digo escritor sin ningún tipo de pretensión ya que lo que estoy haciendo es precisamente escribir. Nada me gustaría menos que dar la impresión de lo que todo el mundo entiende por escritor, que básicamente es un fracasado que tras su divorcio se ha ido a vivir a una casa alquilada sin muebles y no para de contar las miserias sobre su divorcio dando la imagen que está en un nuevo renacer de su vida cuando en el fondo lo que está haciendo es edulcorar su puta vida de mierda mientras intenta vender un ejemplar de "su última novela".
Bueno, pues creo que ha llegado el momento de dar fin a este experimento, espero querido amigo que hayas pasado un rato ameno con la lectura de éste mi humilde post improvisado, no queriendo dejar la ocasión para dejarte un buen sabor de boca con uno de mis maravillosos legajos del porno retro impreso restaurado. Hasta la próxima.