Eso de la distancia social para no coincidir con el vecino en el ascensor es una de las bondades que nos ha traído esta nueva normalidad covidiana, pero todo tiene una parte negativa, que en este caso son las interminables colas. No sé si te has percatado pero parece que la mano negra que nos maneja en la sombra ha decidido que además de asfixiarnos con mascarillas, sería buena idea que nos fuéramos habituando a las malditas colas. Da igual que en el centro de salud haya dos personas en la sala de espera o que en la panadería sólo estén despachando a un cliente, el caso es poner a prueba nuestra capacidad de sumisión, sólo nos falta la cartilla de racionamiento en la mano, que vete tú a saber si no es el tanteo previo para lo que pudiera llegar.
Además te das cuenta que las colas no son más que otro checkbox a marca de una larga lista de la era postcovid viendo los telediarios. El telediario se ha convertido en el mensajero de la muerte, todo son rebrotes, hospitales saturados, multas, colas, muertes... es como una realidad paralela que no coincide con lo que vemos cuando salimos a la calle.
En fin yo a lo que venía aquí hoy era a hablarte de la que puede ser la cola más célebre de todo el panorama nacional, la mítica cola de Doña Manolita. Y es que hay estimaciones de años en los que la cola para comprar un décimo en esta administración de lotería estaba formada por 9000 personas. Como de esas cifras te puedes creer la mitad, he pensado que 4000 personas sí que es muy posible que se junten para formar la cola.
Es decir que en esta nueva normalidad covidiana, respetando el distanciamiento social de dos metros, serían 8 kilómetros de cola y eso sin contar el espacio que ocupa cada cuerpo. Empezaría desde la calle del Carmen dirección Callao, bajaría por Gran Vía hasta llegar a Cibeles, giraría por el Paseo de Recoletos, Plaza de Colón, Paseo de la Castellana y sobrepasaría el Santiago Bernabéu hasta llegar a las Cuatro Torres.
Así que amigo, si tienes como tradición paleta hacer la cola de Doña Manolita para comprar un décimo de lotería, te aconsejo que este año vayas bien pertrechado con avituallamiento para tres días, botas de montaña, infiernillo para calentarte una lata de albóndigas en plena noche, dos termos de café e incluso podrías organizarte con unos pocos para contratar un sherpa.