El otro día no recuerdo para qué diablos fui a Carrefour, pero pasé por el lamentable pasillo de videojuegos que tienen, no te miento cuando te digo que sentí el típico flashback de película, una sensación muy agradable se apoderó de mí viendo las coloridas portadas encerradas en aquellas cajas de plástico de seguridad. En ese momento me odié por no sé muy bien cuando, abandonar la ilusión por jugar a videojuegos.
Recuerdo que de pequeño comprarme una revista de videojuegos y ojearla por encima en el coche de camino a casa era uno de esos momentos por los que vale la pena haber vivido. No quiero ponerme trascendental, mi querido amigo de internet, sólo quiero que contemples conmigo el horizonte que tengo delante. Aquí no se trata de volver a jugar a videojuegos, se trata de recuperar la ilusión por jugarlos. Te cuento esto porque acabo de pensar que a lo mejor ese sentimiento es el mismo que subyace cuando hablo de aquel internet dorado. Por ejemplo, que las redes sociales son una basura, todas las personas de bien lo saben, ¿pero y si las redes sociales en realidad fueran las mismas que las del principio y el que haya cambiado he sido yo por perder la ilusión?
Esta pollez que te estoy contando, mi querido compañero de fatigas digitales, lo hago para sentirme más cerca de ti, para cimentar los lazos que inexorablemente hemos creado durante estos años que llevo al frente de esta humilde bitácora.
Aprovecho para mostrarte un vídeo de esos canales curiosos que sigo en youtube, resulta que este simpático youtuber se lía como un loco a pulir sobre todo monedas hasta que las deja relucientes como un jaspe. Este vídeo no tendría nada de especial de no ser porque la moneda es una peseta de 1953 con la cara de nuestro querido Generalísimo Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España por la gracia de Dios.
Youtube sin duda se ha convertido en una fuente de yacimientos ocultos de grandes talentos.